La guerra carlista de 1872-1876 se produjo precisamente en un momento de transición, cuando la fotografía comenzaba a despegar. Mientras en los medios de impresos, el grabado será el punto de referencia de la descripción gráfica de los acontecimientos.
La veracidad se soportará fotográficamente, pero su traslado al gran público será a través del grabado.
En el ámbito de la propaganda la fotografía servirá de soporte a través de la imagen del pretendiente y su familia, en unión de otros como la prensa y las cajas de cerillas. Los retratos de D. Carlos se difundirán por toda España.
En cambio las escenas fotográficas serán limitadas por su dificultad de captación del momento por la necesidad de exposición, siendo la más destacada, aunque estáticas, la colección de Monney sobre el sitio de Bilbao,
La información gráfica se produjo a través de las grandes revistas ilustradas de la época: “La Ilustración Española y Americana”,”The Illustrated London News”, “L’Illustration Française”, “Le Monde Illustré” y “Harper’s Weekly”.